lunes, 17 de octubre de 2011

Desafíos de su época

A mediados del siglo XIX y principios del XX, Argentina vive una profunda crisis. El liberalismo avanza en corrientes con marcado corte anticlerical.
Las posiciones antagónicas condicionan las conciencias manipulándolas, desembocando en una gran persecución ideológica y religiosa.
La ideología liberal irrumpe despreciando abiertamente los ideales cristianos y otras creencias; manifestándose a través del “movimiento laicista”. Una nueva visión del mundo y de las relaciones humanas, articula su influencia, impulsando un materialismo descarnado, cuya meta es solo el “progreso económico”.
Lo acompaña un individualismo que arrasa las comunidades, desconociendo la dignidad y el valor propio de la persona, sus creencias y costumbres.
Crece desmesuradamente la pobreza, se multiplican los infanticidios, crece el número de niños abandonados, la avaricia y la ambición despreocupada que resiente los vínculos, ocultando escandalosamente la marginalidad creciente.
La Prensa oficial y liberal y los cenáculos intelectuales, no percibieron la caída en la vorágine, sino cuando ella ya era inevitable, en tanto que los católicos la venían anunciando desde años atrás.”
En Córdoba, se agudiza el choque entre el espíritu de cambio y el tradicionalismo; posicionándose con fuerza la masonería y el relajamiento de las costumbres.
El Padre José León Torres, no es indiferente ante la pérdida de la fe de sus hermanos. Sensible al dolor de su pueblo, responde con creatividad y audacia de redentor, involucrándose en ambientes intelectuales de Córdoba, donde se debaten el futuro de la enseñanza, la problemática de la niñez y la juventud.

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